Saturday, September 15, 2007

102.- raudo en las alturas.



Selide por su parte solo por poco no choco contra el suelo al bajar en picada, un segundo antes estaba seguro que daria con ese golpe.
Y pasó rozando el suelo y casi chocó contra una banca nates de remontarse nuevamente a los cielos y desender de nuevo, esta vez con mas cuidado, aquello era lo que habia practicado con helion, no solo paractico el pelear sino que volar, volar desde el suelo, habia sido muy dificil, al igual que aumentar la velocidad en picada, o elevarse sin gastar demasiada energia, el aprovechar las corrientes de aire era casi un arte. Desde las alturas de veía la hermozxa ciudad, pero bajo en torno a la plaza en la que estaba congregada cientos de personas interrumpiendo las calles pero sin acercarse demasiado, y como un punto resaltante Loxen en la plaza esperandolo.
Selide bajó nuevamente, esta vez mas lento, debia ir con cuidado, y llegando casi a la cabeza de Loxen comenzó la extraña luicha, Selide atacando hacia abajo y Loxen hacia arriba, entonces denytro de el ir y bvenir de los golpes con la cladopla y la espada de Loxen, Selide despreocupó sus pies, ya que no era algo de que preocuparse tanto en una pelea normal, el problema era que esa no era un duelo normal; Loxen agarró a Selide de su pie y muy fuetrte lo itró hacia abajo, mientras Selide, en ese momento con todas sus fuerzas aleteó para elevarse, lo que sucedió fue que Selide se elevó con Loxen sujeto de su pie, lo que parecía, un pajaro muy gordo tratando de volar.
Loxen agarró su espada con su dientes y asi con la mano libre sujeto a Selide de la pierna. El cual en un desesperado intentó comenzó a agitar sus piernas girando de un lado hacia otro, de derecha a izquierda, de arriba, hacia abajo, pero Loxen habia lenatado su primera mano hasta la cintura.
Selide bajó para volar a ras de suelo raspoando a Loxen contra el pavimento de la plaza, y luego volvió a elevarse.
Selide entonces agarró su cladopla y se la enterró a Loxen por la espalda con cuidado para ebiytar el riesgo deque la cladopla lo atravesara al punto de herirse a si mismo.
Loxen levantó la mirada mostrado sus ojos muy rojos, quizas por un derrame, pero una mirada de placer.
Las entrañas de Loxen debian haberse apretado contra la espada, ya que fue imposible para Selide sacarla.
La manó de Loxen avanzó hjasta el vientre, y Selide entonces comenzó a lanzar rodillasos hacia Loxen lo que parecía no resultar.
El sol molestaba en la cara mientras giraba de un lado a otro sobre la plaza.
- ¿el sol?- se dijo Selide scomo hallando la solución.
Tras aquel fugaz pensamiento Selide girando y girando comenzó a elevarse, cada vez mas, y mas.
La ciudad comenzaba a achicarse, la plaza poco a poco se volvia mas pequeña, y la mirada podia cruzar cada vez mas hallá.
Las calles, lejanas, luego la cumbre de los cerros y lon que habia detras, su valle, y el río que lo serpenteaba, se veia hacia el sur, y muy por detras de los cerros hacia el oeste podía ver una mancha azulada, el mar, y hacia el este a lo lejos el mar interior por donde la civilizacion manthide navegó hacía muchos años, y los prados que se perdían al norte.
Entonces atravezaron una pequeña nube, era fria y hueda, y salieron mojados, los oidos se tapaban por la presión y se volvía todo mas frio, el sol no es la fuente de calor, sino al acercarse al sol, sentirian mas calor, la radiacion que envía el sol al chocar contra los objetos estos producen el calor, lon que se hacía cada vez mas notorio, el aire que se volvía frio y mas delgado, habia menos oxigeno, subir a aquella velocidad era casi un suicidio, y el caer algo aún peor.
Estaban tan alto, que la linea del horizonte parecia perderse mas hallá del mar, y daba la ilusion de poder observar la curbatura de la tierra, aunque cllaro aquella era una ilusion, era necesario subir mas para apreciar aquello claramente.
Selide se sentía mareado, y solo cuando supo que siu seguía subiendo se desmayaría paró.
Con los pies se sacó los zapatos y de un rapido movimiento se sacó los pantalones, callendo Loxen con ellos.
Fueron segundos de alegría, ya que por muy resistente que fuera la caida desde aquella altura significaría el fin de Loxen, pero la felicidad tiene un limite y mucas veces muy restringido, ya Loxen lanzó su propia arma hacia Selide con granb punteria sobre su arma, acto seguido, como movimiento reflejo por el dolor Selide recogió el ala y calló un par de metros antes de a reaccinar, aquel par de metros fue crucial, ya que Loxen habia desacelerado brevemente su caida utilizando su chaqueta y los pantalones de Selide hasta hasta estar frente a Selide.
Este movió las alas y se volvió a elevar pero era tarde Loxen lo habia agarrado de la pierna, y con gran agilidad se estitró para agarrar su espada corta del ala de de Selide, al tiempo que este sacaba su cladopla de la espalda de Loxen, pero en ves de atacarse mutuamente Loxen guardó su arma, mientras Selide se lanzó en picada hasta alcanzar sus pantalones.
Loxen quisas por respeto trato de no molestar a Selide mientras este en un agil movimiento se ponía los pantalones en el aire.
- minimo que estes decente ante un duelo, estar sin pantalones no es de caballeros- le sonrió Loxen.
Mientras selide en un desesperado intento giraba y zigzageaba por quitarselo de encima, pero este con sus manos desocupadas parecía nio inmutars. Patadas, combos, nada parecvía funcionar.
A lo lejos en el horizonte cuatro puntos se elbaron, eran maquinas voladoras, el espacio aereo de Ciudad Central era protegido, asifue como las cuatro naves se acercaron hasta el puntos donde Loxen y Selide peleaban.
Obvserbaban sin poder creer la extraña escena girando alrededor de la pelea.
- ves, que es digno ponerse pantalones, no quisieras que te vieran peleando sin ellos- le dijo Loxen indicando las naves voladoras mientras estas giraban a su alrededor.
Eran maquinas escralatas con tintes metalicos, los pilotos las manejaban en forma horizontal, acostados, no cabia nadie parado en aquellas maquinas, era lo mas avanzado en vuelo que habia en la epoca, con dos alas que con distintas combustiones parecian trabajar, mientras liberaban mucho humo.
Una de las naves bajó en picada para averiguar algo de aquella situacion, mientras que las otras tres naves no perdían un ojo del forcejeo.
Uno de los pilotos reconoció entonces al ser con alas, era Hidrien quien trabajaba ahora para la ciudad luego del termino de la guerra al otro lado del Pontoterio.
Asi que rapidamente por movimiento de placas de colores les dio la señal a los otros pilotos que conocía al con alas, asi que puntaron al otro.
- 1, 2, 3- eso se ubiera escuchado si aquellas placas digeran palabras.
El sonido de dos disparos se oyó por sobre el ruido de fondo.
Pequeñas bolas de metal arrojadas por polvora, pasaron roszando a loxen, pero parecía dificil de apuntar sin poner en peligro a Selide.
Hasta que por fin la cuarta nave apareció desde el suelo.
- no atacar, protegidos por ley- fue el mensaje que pundo dar.
Y los cuatro entonces giraron en torno a la lucha para vigilar la situacion.
Loxen de su bolsillo soltando una mano sacó un caracol, uno similar a la que Selide conocía.
- ahora bajaremos juntos, las alturas buen lugar para acabar con tu conciencia- dijo Loxen.
- Y del caracol salía arrastrandose la criatura que parecía haberse desprendido de la concha y se encaramaba por el brazo.
Loxen entonces metió su mano por entre las ropas de A selide. Y este sintió algo humedo y frio cerca del ombligo y luego un dolor punzante.
Loxen lo soltó y extendió su chaqueta que habia que tenia varillas para planear levemente por el interior, ya que al parecer habia ya pensado en que estaría en una situacion similar.
Todo estaba perdido, aquel parasito viajaría a su sistema nervioso y ahí fundiría sus celulas y sería el fin de su conciencia. Era todo o nada.
Asi fue que en un movimiento desesperado Selide agarró su cladopla y sehizo un tajo no muy profundo en el abdomen pero si lo suficiente como para que saliera sangre en forma muy peligrosa y ver la cola de la criatura vermiforme que se perdía entre sus entrañas.
Y con la punta de los dedos, agarró a a criatura y la jaló hacia afuera, y con su cladopla la partió en dos para luego dejarla caer.
Estaba debil, las alas no lo mantenian y caía despacio si porque planeaba.
-¡NO!- se escuchó.- ¡ASESINO!.
Loxen extendió su chaqueta al maximo hasta caer a la par de Selide.
Este aleteó para subir y alejarse de el, pero todo fue muy lento, y Loxen arró su ala, puso su puies contra la espalda de Selide y tiró.
“Crak” sonó, por el hueso del ala de Selide que se quebró.
“Crack”, y rompió su otra ala.
- te condenaste tu mismo al hacer eso- le gritaba Loxen enfurecido, como Selide no lo habia visto antes.
Selide caía ahora con Loxen, asi que este sacó su espada, y mientras caian Loxen blandía su arma contra Selide este en un rapido por el viento en contra y por lo cerca que estaban, nopmdemoró en cortar su chaqueta con lo que Loxen tampoco podría planear al caer.
_ ¿que prewtendes hacer?,¿que ambos muramos?- le gritó Selide.
- puede ser- le respondió -, puede ser.
El filo de las espadas chocó y se deslizó hasta la base, Loxen soltó su arma por el corte que habia sufrido, su espada y sus dedos indice y pulgar caian.
De un manotazo de Loxen, Selide soltó su propia cladopla.
Loxen agarró con su mano sana la mano derecha de Selide, este reaccionó con un violento cabezazo, ambas cabezas llegaron a rebotar levemente, y sangre a montones brotó en abos casos. Pero ese fue el movimiento final, ambos cuerpos se separaron en el aire y caian por separado.
- sabes que ambos moriremos- le dijo Loxen.
- Lo sé.
- Pues no debiste creerlo, yo no moriré con esta caida, no lo haré- dijo confiado mientras se alejaba.
Selide intentaba mover las alas pero estas no reaccionaban, el dolor era mucho, pero el aturdimiento por el cabezazo lo tenia solo semiconciente, se sentía libre, y dispuesto, el aire chocando en su cara, al viento siempre le habia denominado en su interior “caricias de La Fuente”.
- La muerte la extraña desconocida- pensó Selide en unos instantes- al fin y al cabo todos terminaremos en el mismo lugar, unos antes, otros despues, el tiempo es una ilusion, puesto que todos morimos en el mismo instante dentro de lo extraño y retorcido que es el tiempo, ¿cual es la diferencia? No se le debe temer, la muerte es nuestra aliada el anhelado descanso despues de tanta vida, una vez le temí, que ingenuo era, aunque comprendo por que, habian cosas que no habia vivido, habia cosas que quería vivir, sé que no solo felicidad es la vida, la gracia de vivir tambuien es ese amargor, pero tambien quería probar lo dulce, ahora me siento preparado, puedo morir sin temer el que no halla vivido, por que si hice algo bueno siquiera, ya puedo decir con seguridad que no he vivido en vano.
- Entonces simplemente te dejaras morir- escuchó una voz, su mas profundo ser.
- No lo se, descansaría pero... Silca, no, no quiero morir aún me gustaria regresar, quiero tener una vida quizas con ella, aunque no fuera mucho pero un segundo mas valdría la pena, no le tengo miedo a la muerte pero si pudiera vivir uin poco mas no negaría la posibilidad.
Selide bajaba a toda velocidad, un frio lo mojó hasta los huesos cuando atravezó una nube, y avajo el punto una vez se hacia cada vez mas grande, unas casas, se habia desviado bastante de la plaza mientras a su lado bajaban en picada las maquinas voladoras y sus tripulantes por lo menos dos de ellas, las otras parecían seguir la trayectoria de Loxen cayendo.
Uno de los pilotos de esas naves era Hidrien, y Selide lo reconoció.
Loxen habia permitido que se utilizaran otras cosas que no fueran armas durante el duelo, asi que Selide lo hizo, su trayectoria conmenzó a moberla con mucha dificultad hacia la nave de Hidrien, este parecía nervioso y comenzó a alejarse, hasta que Selide le hizo señas con las manos, hidiren comprendió lo que querí, debia acercarse con mucho cuidado casi en un angulo recto hacia el suelo hacia Selide, hasta que Selide choco contra el dorso de la nave se agarró firmemente a las alas de metal las cuales eran dificiles de agarrar pero debía hacer el intento.
La nave entonces comenzó a formar levemente un angulo con respecto al suelo, poco a poco para quedar horizontal con respecto al suelo, la fuerza de gravedad empujaba con mucha fuerza hacia las alas en ese momento, mientras la nave trataba de acercarse hacia un lado en el sector poniente de la ciudad.
Elviento entonces chocaba en la cara de Selide el cual estaba apunto de desfallecer por el dolor de sus alas, las cuales tenia lo mas recogidas posible.
Pero no pudo mas y se soltó de la nave.
Hidrien curbó la nave hacia arriba cuando sucedió esto para no quemar a Selide el cua cual calló esta vez de una mucho menor altura en medio del lago

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