Wednesday, August 08, 2007

96.- caminos distintos.



Selide caminó muy contento a la casa de Silca, donde tras golpear comprobó que la puerta estaba junta,
Entró y para horror de Selide la casa estaba vacía.
No habia mueble alguno estaba vacía a escepción de una taza volcada en medio del living.
Selide se acercó a la taza y la levantó, y bajo ella enrrollada muy finamente, un trozo de papel al estilo pergamino, escrito con tinta muy fina.

“recuperaste las alas, la fruta maduró, y si creo que adivinaste, nada en tu vida ha sido cosa del azar como has pensado hasta este momento, o bueno casi todo, ya que pese a lo que digas no me gusta mentir, Silca está conmigo y no la verás mas, nunca mas en tu vida, claro no esta muerta y las condiciones no son absolutas, podrás verla claro pero si y solo si aceptas en venir a buscarla solo, en el rincon mas oscuro del litoral donde el gran peñón se sostiene invisible cuando sol descansa y la luna roja de alegría danza en el horizonte”

Selide ató los cabos muy rapidamente, habia leído lo suficiente como para saber de que lugar hablaba, era el peor dia en que pudiera suceder algo.
Y asi muy cabisbajo caminó hasta su casa, solo se detubo unos metros antes de la puerta, estiró las alas para respirar profundo y crer una falsa sonrisa lo suficientemente creible por los demas.
- valla ya llegaron- dijo Rada.
- ¿y Silca donde esta?- preguntó Germa.
- La verdad es que tenía cosas que hacer asi que nos verá en la estación.
- Valla sorpresa - dijo germa.

Un carro pasó a buscarlos a la casa donde los cuatro subieron las cosas con mucho cuidado en el coche para ir a la estación.
Selide estaba callado pero sus amigos pensaban que era por lo sucedido con su padre, ya que en si era algo muy doloroso, sabían que si no fuera por Silca Selide hubiera guardado muchas emociones y hubieran esplotado de una manera no muy grata, Germa en su infancia en un par de ocasiones recordaba haber explotado por acumular demasiados sentimientos.
La estacion era muy grande y techada, voces de gente venían de todas direcciones, mientras el olor al humo de las calderas de los trenes era muy caracteristico.
Esperaron tres cuartos de hora hasta que llegó el tren con destino “ciudad central”
Y con mucho cuidado subieron el equipaje menos los bolsos de mano, Selide hizo unos rapidos arreglos en lo que llevaría en los bolsos de mano.
El tren estaba por partir y buscaron sus asientos dentro de una butaca privada.
Se escuchó el silbato del tren pronto partiría, al momento que Selide se disculpaba para ir al baño, cosa extraña en el.
El tren partió.
Al momento que un joven con alas y un bolso de mano saltaba del último vagón para bajarse del tren. Aquella imagen llamo mucha la atención, y hasta los guardias dudaron un instante si aquello era sospechoso o no, tras luego decidir que sino fuera por que el extraño tenía alas, gente saltando a último instante del tren, aunque no era muy comun tampoco era tan inusual.
Y y muy rapido Selide se dirirgió a la beletería.
- quiero un pasaje para “el rincon mas oscuro del litoral” o “Haveno Uesto” que salga lo antes posible.
- En el andén siete debió salir hace media hora pero se retrasó un poco está por slir.
Selide corrió y tomó su nuevo tren esta vez, iría hacia el oeste, mientras sentía que habia hecho lo mejor al separarse de sus amigos que viajaban hacia el sur en ese instante, quizas cuando se dieran cuenta de que Selide no estaba demorarían en bajar o tal vez seguirían su viaje hasta su valle natal.
Hacia el oste estaba el mar Omondo finito llamado por los antiguos o la parte oriental del Pontoterio, el descubrimiento de su abuelo porfin Selide conocería el mar.
El tren partió con su particular movimiento.
- valla donde nos volvemos a ver- escuchó na voz.
“no puede ser” decía su mente, habia hecho hasta lo imposible para que sus amigos no lo siguieran, no podía ser que se encontrara a alguien.
Levantó la mirada `para ver al siempre sonriente Wolfro.
- ¿que haces aqui? - preguntó Selide muy serio.
- Tube un sueño con el mar y nose algo me dijo que debía tomar este tren, supongo que la gente magica está conectada.
- ¿gente magica? Yo no soy magico.
- Tienes alas
- Bueno si, pero eso no significa que sea magico... ademas no creo en eso de la magia.
- Valla esceptico, yte crees cientifico pero la magia y la ciencia son lo mismo, la alquimia es prueba de ello.
La realidad era que la alquimia era muy mal vista en el mundo de las ciencias, au que habian claros logros de alquimistas que estaban vinculados con un conocimiento cientifico, el mismo Viryil habia utilizado ciertas propiedades “alquimicas” en sus trabajos, aunque a aquella rama no magica y mas cientifica de la alquimia le llamaban quimica por algunos o mas conocida como “Metaquimia”.
- ¿crees en la Fuente?
- Por supuesto - dijo Selide.
- ¿Que tiene eso de cientifico?
- Recuerda que la ciencia no puede decir que La Fuente existe, ni tampoco puede decir que La Fuente no existe, si dice que existe hay que comprobar su existencia, si dice que no existe hy que comprobar su no existencia, como ambas no son comprobables por que son parte de lo que es la fe, la existencias de La Fuenmte es algo que no incumbe a la ciencia, y esta limitada a mis creencias.
- Entonces sino crees que en los actos de voluntad propia o magia, cree mejor en los actos de de voluntad de la Fuente, o actos de fe.
- Eso hago- afirmó Selide en tono sombrío
- No se nota, se que andas en algo extraño- le dijo Wolfro- y te ayudaré en cuanto pueda estaré a tu lado cuando lleguemos.
Selide estaba nervioso no quería que lo descubieran, pero en cierta forma el ir acompañado le daba cierta seguridad, las cosas no eran del todo distintas, ya no podía hacer nada, no lo iba a obligar a regresar y por dicision propia habia tomado el mismo tren que el.
- toma- entonces le entregó Wolfro una especie de amuleto.
Era de marfil circular junto a una tira de cuero para sujetar en el cuello, con extrañas inscripciones, redondeadas que parecían letras de alguna lengua desconocida.
- esas letras estaban en las famosas cripto-monedas que circularon por el mundo antiguo antes de la aparición de la religion de la Fuente, nadie sabe de que culturas son simplkemente estaban, y son muy conocidas por sus poderes, la que te pasé te protegerá te serbirá mucho.
- esta bien- dijo Selide en tono de fatsidio y se lo puso en el cuello para que Wolfro se contentara.
El viaje estubo inundado por una conversacion sobre magia, que Selide trataba de ignorar por ratos, ya que no creía en esas cosas, Wolfro por otro lado encontraba fascinante que alguin con alas no crellera en la magia ya que para el estaban intimamente ligadas ambas cosas.
El viaje no era en linea recta hacia el oeste sino hacia el suroeste, pasaron por una decena de ciudades importantes, grandes centros de comercio del continente, en la mayoría hablaban idiomas muy extraños, hasta pasaron por uno que hablaa el idioma originario de Viryil.
A medida que avanzaban el ambiente se bvolvía mas humedo y mas agradble a la vez, las noches eran menoas frias y los dias menos calurosos, hasta que en el amanecer del quinto dia llegaron pasando un grupo de montañas ver a lo lejos una enorme mancha de color azulado que crecía a cada instante formando una linea en el horizonte, poco a poco fue creciendo la imagen del mar y con los primeros rayos del sol se pudo ver en todo su esplendor.
Selide se pegó al vidrio del vagon par mirar el mar, era hermozo, gigantesco mas imponente que cualquier cosa que hubiera visto, el gran árbol de Dendros no era nada comparado con la hermosura de aquella vision. El Ponto.
En un momento sintió que el navegar por sus aguas era algo magico y bajo esa idea tal vez toda la sarta de cosas que hablaba Wolfro podían tener algún sentido. Cinco dias se habia demorado en llegar justo a tiempo por que aquella noche era cuando la luna se encontraba mas cerca de la tierra y por lo tanto se veía mas grande y roja.
El tren comenzaba a aminorar la marcha por que la ciudad puerto estaba a la vista, con los grandes muelles que se introducian en las aguas y los barcos de su bahia.
- todos estos dias y no te he preguntado, ¿que vienes a hacer en este puerto?- preguntó Wolfro miorando la ciudad de la misma forma casi hipnotizada de Selide.
- Tengo que terminar algunas cosas.
- Espero las cosas que quieres terminar terminen bien, sería una lastima que no.
- No lo sé a veces dudo, ¿estaré haciendo lo correcto?
- Yo creo que solo tu puedes saber si es lo correcto, pidele a la Fuente que te ayude, yo lo haría pero hace tiempo que La Fuente ya no me escuchá por eso con la alquimia tube que tomar mi destino por las hastas.
- ¿el destino tierne hastas?¿las muda anualmente?
Wolfro lo miró extrañado antes de entrar a reir.
- necesitaba decir algo con poco sentido, creo que he vivido bien, quizas hace un mes atras no ubiera dicho lo mismo.
Pasaron vendiendo algunos dulces, Selide compró algunos glusdy que compartió con Wolfro, le traian muchos recuerdos aquellos dulces, mientras el paisaje pasaba cada vez mas lento, y mas lento, a medida que llegaba a la estación.
Frente al puerto con mucho mobimiento estaba la estación, asi fue como llegó a Haveno Uesto.

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