Thursday, July 06, 2006

34.- queso quimerico.


los dias habian pasado y el nuevo semestre comenzaba, los ramos eran practicamente los mismos, pero en formas mas avansadas, ahora no solo de la fuente aprendería sino de historia en general, las humanidades, serían el nuevo objetivo.
Pero a la vez tambien cursar un curso tecnico, y fue como Fongio tubo una aparición nuevamente en la vida de selide, ya que la especialidad de Miceom había elegido.
Asi que en esos dias, todos debíqan comprar los materiales para el nuevo semestre,
Selidepor otro lado salía cada vez menos a la plaza a darle comida a las aves, ahí se encontraba siempre con Lanto, con quien podía pasar horas hablando.
- ¿quien es el?.- le dijo cierto dia Nitrien que tambien paseando por la ciudad los divisó conversando.
- Bueno, el es un amigo, era amigo de la señora Ptara.
- Valla.- respondió Nitrien,- ¿no has tenido problemas con el?
- ¿problemas? ¿porque he de tenerlos?
- Bueno porque... ¿viste como se vestía? Y sus movimientos de manos, y cuando se deslisdaba el pelo, por favor eso no es de hombres.
- Oh ¿si, no es de hombres... de que es? ¿de Psyfagos?
- ¿psyfagos?, ¿que cosas dices?, no ves que se comporta como mujer, el no es una persona normal Selide ten cuidado, debe ser gay, yo los conosco.
- ¿los conoces?.-
Selide se sorprendió por la convicción con la que Nitrin hablaba, aquella forma segura de hablar, le hacía dudar de lo que el mismo pensaba de Lanto, ademas aún recordaba la sorpresa que le causó cuando lo vió por primera vez con sus ropas celestes.
Asi que por aquel comentario al dia siguinte prefirió quedarse en la abadí, por lo general aquellos dias no se quedaba mucha gente, Molieb y un grupo mas de personas se quedaban por que según querían vivir en paz a tener que amargarse la existencia por los comentarios que la gente hacia en el publo a su pasar.
Asi selide estubo ratos mirando el tronco del enorme sauce que se encontraba en el patio, y buscaba en las lineas formadas en su corteza alguna figura, algunas carias, o representaciones simples de la vida diaria.
Entos la puerta central de la abadía se cerró bruscamente, selide por lo curioso que era, partió corriendo a ver de que se trataba.
Era un señor que habia entrado vilentamente, sus ojos casi desorbitados daban la sensación que no le quedaba rastro de cordura alguna, pero a la vez, le hizo sentir identificado, en aquellos movimientos hasta un poco torpes se mostraba no solo enojo sino tristeza y soledad, y en el color obscyuro de sus parpados se podía ver claramente que habia estado llorando previamente. Con su mano derecha sujetaba una espada corta parecida a la cladopla, cercana al cuello de un gran sacerdote.
A este lo tenía de reen y dentro de las peticiones que gritó al entrar y agarrarlo por sorpresa era que cerraran la puerta.
- ¡alto! ¡Detenganse!.- gitó.- si ustedes, cualquiera que de un paso que no autorice, diga una plabra o simplemente piense mas de la cuenta, este sacerdote morirá en el acto.
En la sala se encontraban alrrededor de 28 personas algunas habian llegado corriendo al igual que Selide.
- ¿por que hay tanto odio en tu alma querido hermano?, no sabes que la fuente os ama, ella ama a todo quien la respete, si te muestras humilde y penitente ante ella ella te ayudará en todas tus aflicciones.- dijo con dificltad el sacerdote que se encontraba amenazado.
Se veía claramente como este estaba temblando del miedo.
- ¿fuente?, por favor, crees que ella me escuchará, ella no es mas que algo inventado por ustedes para controlar al ser humano, ¿cuando se ha presentafdo ella? Acaso estubo cuando murió mi esposa y mi pequeña hija en la enfermedad? Pensabamos que estabamos mejor despues de la guerra, pero no, acá no existe respeto, no atender a mi hijo adecuadamente simplemente por que somos inmigrantes en el hospital ¿es justo acaso?, y la fuente ¿donde esta?, hizo justicia, no, nos hace caer una y otra vez, como si se regocijara en mi dolor, claro si la fuente llegase a existir nosostros no seríamos mas que titeres, si marionetas para su entretención, se entretiene jugando con nosotros, con injustiocias, le dá a quien no merece simplemente para quienes tratan de hacer las cosas lo mejor posible toda su vida, vean que sus acciones son en vano.
- te equivocas. – respondió el sacerdote.- la fuente ama tambien a tus seres queridos, y se los ha llevado como un premio, para que no tengan qyue vivir en las injusticias que hay en este mundo, como dices, debe haber decidido que era hora de descansar, de lograr la felicidad eterna.
- ¡callate! Te juro que si vuelves a decir una palabra, te cortaré la garganta... si la gargana, lentamente como lo hacen los guerreros de oriente, ¿crees que es doloroso?, imaginta sentir como penetra un cuchillo en tu cuello, primero no mueres claro simplemente corto tu traqueo, luego ya no podras gritar, y te dejaría ahogandote con tu propia sangre, y no creo que la fuente de la que hablas te lleve antes de eso para ahorrar sufrimiento, esas cosas que dicen son patrañas, y tal como la fuente me quitó todo lo que tenía en este mundo, le quitaré ese sentimeinto que jamas eh vivido, por eso estoy aqui, supe que tiene a un Miceom, quiero hablar con él.
A estas palabras nadie constestó, asi que pronto el agresor exasperó y gritó:
- ¡alguien sabe del Miceom!, si no hablan mataré al viejo, asi que alguin responda.
- está en su oficina atras.- respondió un joven sacerdote recien egresado de seminarista.
- Entonces ¿que esperan? Traiganmelo lo quiero aquí... tu chico.- le gritó indicando a Selide.
- ¿Que haces ahí?, corre traelo, si te demoras mas de cinco minutos, lo mataré.
Asi fue que Selide partió corriendo, hacia la oficina de Fongio, el bien sabía que la oficina era nueva y se pasaba ordenando tardes enteras, mas estos ultimos dias , ya que como habia ofrecido el taller de Miceom, este habia alcansado gran interes entre varios estudiantes asi que tenía que preparar los materiales y procedimientos para el siguiente semestre.
Entonces llegó selide bruscamente a la puerta.
- Selide, que alegría verte, ¿pero que te...?
- Fongio, por favor.... ven .... acompañame.
Fongio no preguntó solo lo siguió ya que si habia llegado corriendo tan rapido debía ser alhgo urgente, asi fue que ambos llegaron al salon principal de la abadía.
- tic- tac, tic- tac, menos de cinco minutos tardaron, creo que al viejo aqui les debe la vida por un rato mas.- dijo ironicamente el agresor, al ver a Selide llegar con el Miceom.
- ¿Que sucede aquí?.- preguntó sorprendido Fongio al ver la inusual escena.
- Oh, valla, tu debes ser el Miceom, por muy Miceom que seas te debe faltar mucha inteligencia como para no darte cuenta de las cosas que pasan aquí, mi nombre es Bahitze, vengo del pais de Fantaisie, y vengo en busca de la felicidad, asi que me la darán.
- ¿felicidad?.- murmuraron todos un cuanto sorprendidos.
Dejenmé pasar gritó entonces mientras se acercó al Muceom.
- dime, donde la tienes, yo se que tu la tienes, entregamela... y tu quedaté ahí.- le gritó a Molieb que había aparecido sighilosamente por el pasillo al ver a tanta gente congregada.
- ¿quien eres tu? ¿Por que te aceercas tan callado?, ¿que quieres hacerme?.
- Bueno, yo nada.- respondió Molieb, en un tono mas que demostraba mas seguridad de la que realmente tenía.
- Espera... ese acento lo reconosco, tu no eres de aquí, ¿eres un inmigrante?
Molieb pensó un poco antes de contesar.
- si soy un inmigrante vengo de Urbo Norto.
- Valla, si por eso se me era familiar, tu te puedes quedar, por que sé que me comprenderas.
- No, no te comprendo, no puedo vcomprender a nadie que amenaze a otra persona.
- ¡¿Es que no entiendes?! Si tu vida aqui te debe haber rebajado, esto no lo quiero, una muerte la encuentri inecesaria como tu, pero me ciomprenderas, estoy seguro que me comprenderas
Por otro lado pronto habian empesado a golpear la puerta para poder entrar.
- salgamos de aquí.- gritó Bahitze.- esa pieza, quien tiene llave.
- Yo dijo un joven muy timidamente.
- Pasamela.- le grito nuevam,ente.
Luego de acercarse a la pieza que indicaba que era una oficina, obligó a quie todos entraran en el, menos el Fongio y Molieb, ademas de su rehen.
- no, alto no te llevaré a ningún lugar, si no voy con el.- le dijo el Fongio indicando a Selide.
- Bien, el chico que te fue a buscar... ya bueno puedes venir, pero no trates nada por que en el instante muere, y no me detendré con el, antes quiero la felicidad.
Y asi fue que despues de cerrar con llave, Bahitze los llevó por el corredor hacia el patio, caminando con toda seguridad y con una pequeña sonrisa en sus labios.
- lsto fuera todo juego, pasenme, quiero ser felíz.- les dijo pero de forma mas calmada.
- ¿felicidad? ¿que cosas dices?.- le dijo molieb tratando de comprender que era lo que planeaba.
- Pues tu Fongio que debes ser inteligente debes saber de que se trata.
- Si lo sé. – respondió Fongio.- se trata del queso, cierto
- Bien, bien nos estamos entendiendo - Respondio Bahitze complacido.- ahora entregalo.
- Dime primero ¿para que lo quieres?- preguntó Fongio sumamente serio.
- ¿que para que lo quiero, tu perfectamente sabes para que quiero ese queso, para comerlo.
Entonces selide recordó de que se trataba, era el queso quimerico.
- no, no te lo entregaré.
- ¿que?, ¿estas dudando en pasarlo?.
- Pues si, ese queso está resguardado, y no permitiré queb lo pruebes, ademas está en mi cabaña a 97 kilometros de aquí..
- ¡mentira!.- respondió Bahitze mas alterado.- sé perfectamente que no puedes arriesgarte a dejarlo, y tienes que salir con el, no me engañaras, veras, eh investigado mucho sobre los Miceom, y cuando salió el medicamento de aquí supe que aún quedaban, sé que lo tienes.- entonces presionó el filo de la espada corta un poco mas sobre la garganta del sacerdote, por la cual calló un par de gotas de sangre.- traemelo.
- No, te dije que no.- respondió el Miceom,
El ambiente se encontraba muy tenso por la situación.
- Mira “Honguero”...- dijo Behitze respirando profundamente para no descontrolarse y con ello perder el control de la situación.
Honguero por otro lado era una forma despectiva en que antiguamente se le trataba a los Miceom
- aqui sabes perfectamente que alguin morirá, asi que piensalo, me das el queso y consigo la felicidad, o prefieres que este viejo sacerdote muera, todo es tu responsabilidad.
- ¿que matarte? - Dijo sorprendido Molieb – ya que no había escuchado nunca de tal queso.- ¿para que quieres morir?, menos entenderé el suicidio esa es la peor de las salidas.
- No me jusguez.-. respondió Bheitze,- no lo entiendes, claro que el suicidio es la salida de los cobasrdes, pero te demostraré que esto no se trata de ello, se trata de cumplir tus metas, de torcerle el brazo a los designios de la Fuente. Y Miceom ¿que opinas?.
- Esta bien, - accedió Fngio.
Asi fue que los llevó hasta su oficina, solo el entró para salir con un baúl, luego de su cuello sacó una llave de bronce muy antigua, y la abrió, luego entre varios paños, se ensocntraba nuevamente una caja y dentro de esta, el queso.
El queso no se veía tan particular, entree los agujeros del queso se podían ver algunos micelios del hongo, el olor no dejaba de ser fuerte, pero abría en todos una hambre que era casi incontrolable.
El Miceom luego de abrir el queso lo dejó sobre una mesa, donde Behitze se acercó y sin soltar a su rehen, les pidió a todos que se alejaran veinte metros.
Y cuando se aseguró que estaban lejos, tiró al anciano al suelo, por lo que Molieb intentó pararse pero luego se arrepintió cuando Behitzé puso u pie sobre la cabeza del sacerdote que estaba en el suelo sin atreverse a mover.
Entonces con su espada corta cortó con mucho cuidado un trozo de queso, cortandole las orillas, y la puso en su boca.
Nunca selide, y Molieb habian visto una cara igual, era la ansiada felicidad de la que hablaba que se veía reflejada en sus ojos, Molieb lo comprendió, quisas solo una vez podría haberse sentido parecido a como podia ver reflejado en tal rostro, en su antigua vida, en su casa, con su prometida.
Pero en cuanto a Selide aquella cara era nueva, sabía que distaba de toda expresion sentida por si misma, pensaba en que los mas cercano a ello habia sido los abrasos recividos por Argia, pero eso era algo tan vago y despreciable al compararse con aquel sentimiento que presenciaba.
Entonces como tan subitamente habia adquirido esa expreción Behitze, fue que calló para luego morir, con una sonrisa que hacía resaltar su ropstros, jamas un cadaver habia sido tan bello.
- eso era lo que quería ebitar, ahora que lo eh visto no lo podré olvidar, pensaba guardarlo pero este queso tendré que destruirlo para que yo mismo no caiga en su tentación.
Pero ya era atrde para los jovenes selide y Molieb, uno sentía profunda melancolia.
Y el otro algo que no quería admitir, sentía envidia, envidia de aquella mirada, de aquella sonrisa, de aquel rostro, quisas tenía raz´ñon, morir así valía la pena ya que por lo menos conocería la felicidad, cosa que selide no estaba seguro de si algun dia alcansaría plenamente.

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