Monday, June 04, 2007

69.- desiciones y sus horrorosas consecuencias.



lo sucedido aquella noche pronto llegó a oídos de Sargón, quien muy preocupado pidió hablar con Selide.

- valla, me han informaron, que hubo disturbios mientras estudiabas.

- Si lo sé- respondió Selide cabisbajo.

- Dos hombres de los nuestros estan en cuidados ahora, y uno esta siendo tratado para eliminar un extraño compuesto quimico, poero me dijeron que tu los espantastes.

- Eso es cierto.

- ¿pero me imagino que tu estas bien? Que es lo importante.

- Si, es lo importante.

Sargón lo encontró algo callado pero no pudo increparle nada, asi que le dejó libre de hacer esa noche lo que quisiera.

Selide fue a su pieza a pensar, hace mucho que no lo hacia, pero desde el suceso donde Carbionette, nuevas ideas habian llegado a su cabeza, y el ver a sus amigos y escucharles, le dió nuevas fuerzas, se sentía respaldado aún con las acciones que estaba haciendo, algo que intuía ahora lo sabia con seguridad, habia hecho mal, habia estado en un error durante todo ese periodo, no desconfiaba de sargón, apero tal vez el tambien se equivocaba, y eso era lo que le hacia dudar, por lo que habia escuchado sargón habia hecho cosas malas, pero con el siempre era buena, “¿será por las alas?”, pensaba, pero debia reconocer una cosa, que si habia decidido no tener las alas, el estar ahí no ytenia motivo de ser, ademas eso de que el profesor que le habia reprobado era compardo por la sociedad le dejó dudanbdo , tal vez podría por su cuenta por su propio esfuerzo ganarse alguna beca o algo que le ayudase a seguir.

Revisó el fosil que habia guradado nuevamente en el mueble, era hermozo, ya lo habia visto muchas veces, sus dedos ya lo conocían de memoria, y le habia tomado cierto cariñio.

- será este el caracol que soñó Fleur, ¿que significará?.- se dijo.

Aquella noche no durmió mas que un par de horas, ya que muy temprano quiso hablar con Sargón en su despacho.

- permiso- dijo Selide entrando en el.

- buenos dias Selide, ¿que te trae por aqui?

- Quería hablar algo importante.

- Esta bien, sientate, yo escucho.

Entonces se sentó en la misma disposición como le escuchaba durante tanto tiempo antes de ser acogido, cuando aún vivia por su cuenta.

- e estado pensando, y viendo que m,ucho de lo que me entrega creo comprender un poco por que lo hace, pero por los ultimos hechos quería decirle que ya no quiero tener las alas, osea bueno quiero, pero prefiero que las cosas se mantegan, y quisas en un momento mas adelante en la vida siu se pudiera recupwerarlas, poero sino nimporta, y por eso mismo quería r3echarzar el resto de la beca para estudiar por mi cuenta...

- tu no puedes hacer eso- respondió tajantemente Sargón.

- Pero lo ya invertido lo recuperaré, de verdad lo pagaré auqnue me demore mucho tiempo yo...

- Tu, nada tu te quedas y aprenderas todo lo necesario y mas y recuperaras tus alas.

La voz de sargón se escuchaba mas profundo, no habia ninguna intención en que sus palabras agradaran, nunca Selide le habia escuchado con tal tono, cosa que le produjo mucho miedo.

- es que de verdad mis amigos estan afuera e estado tiempo solo y...

- ¿solo? Pues me tienes ami, y esos amuigos debi haber acabado con ellos hacía tiuempo no hacen mas que meterte ideas extrañas en la cabeza, ¡tu te quedas y recuperarras lasa alas!.

- Lo siento- respondió mirando el suelo no se atrevía a levantar la mirada- es mi desición, y no daré pi atras, lo siento esta es mi desicion.

- Esa no es desición tuya, tu no eleiges nada, y ha sido así desde que aceptaste quedarte conmigo, tu te quedas y terminaras con los plñanes cueste lo que cueste.

- Pero ¿para que me quiere si no tengo pensado recuperar las alas? Y aun asi, ¿para que le sirvo?.

- Tu pensar es el que noi me sirve.

Entonces sargón se levantó sacando de su cinto una espada corta negra con bordes rojos, asemejaba mucho a su cladopla, y era una pero sin inscripciones, la habia hecho hacía poco tiempo.

Selide se levantó de inmediato, con su cladopla en kmanó, se dio media vuelta y corrió hacia la puerta.

Sargón hizo sonar una campanilla de oro que tenía junto a la de plata, y le siguió.

- recuperaras tus alas quieras o no.- gritaba.

- Para que quiero cosas que no sirven ni para volar- gritó selide a modo de respuesta.

Sabia que correidno tenia ventaja, ya que sargón al tener alas era mucho mas pesado, ademas debia ebitar un enfrentamiento directo con sargón, por que sabia que era una de las pocas personas que en un duelo limpio de armas le ganaría.

Asi que Selide abrió la puerta, donde la secretaria al otro lado estaba enviando un mensaje por un tubo de aire comprimido, Selide la miró mientras ella le miraba con cierto recelo.

Llegó a la sienguiente puerta, la abrió y dos guardaespaldas de sargón estaban en la entrada agarraron a selide cada uno por su lado.

Selide golpeó a uno logrando safarse de un brazo, al tiempo que sentía los pasos de sargón tras el.

Era tal el miedo que le tenia a sargón que sacó fuerzas de quien sabe donde para correr arrastrando al otro guardaespala que no le soltaba todabiua.

Corría por el pasillo y escuchaba ruidos por las diversdas escaleras, sabia que estaba en peligro todos en el edificio estaban tras el.

Entonces sintió un leve piquete en el cuello.

Y detras unos hombres llevaban unas extrañas cerbatanas, ya varias habia llegado al guardiaespalda que habia quedado inconciente soltando a selide, y este por su `parte alacanzó a avanzar un par de metros antes de desplomarse, por que en aquel momento no supo nada, su mente quedó en blanco, solo quedo la inconciencia.

luces radiantes e imagenes no definidoas, solo un mobimiento continuo que pasaban por el lado, selide estaba y no estaba presente, miraba y no miraba, un leve balanceo en la trayectoria, el cuerpio se agitaba, si es que habia cuerpo, el se agiataba lentamente, entonces un zacudón.

Un dolor en la lengua y en la cabeza, una extraña sensación, incomodidad, en solo esa palabra se resumia , una extraña incomodidad. Fue lo que sintió Selide, despertando, miró en torno suyo, una sala blanca, entre olor a esterilidad de hospital, y algo mas viejo, su cuerpo estaba con un pijama blanco, y con amarras de cuero no se podóa mober, se habia mordido la lengua por eso le dolía.

- ¿donde estoy?- se dijo.

Entonces recordó como de un tiempo muy lejano, quisas otro dia, o la historia que le contó un amigo, de esa forma recordó aquella última conversación con Sargón.

- ¡Sargón!- gritó. - ¿donde estoy sargón?, ¿que es lo que quieres de mi?.

En la sala pronto entraron un par de sujetos vestidos de blanco, eran quisas medicos, comprados por la sociedad de sargón, y dentro de ellos, con su ropa caracteristica sargón, con unos extraños velos en sus alas, que las hacian pareces blanca, al parecer era para mantener cierta esterilidad.

- valla, yo todo lo que hice por educarte, becarte, aconsejarte, siempre quise tu bien, te enseñé en las artes, las letras, la casoslogia, te reforsé en tecnicas de `pelea, te regalé las mejores cosas, te permitic oemnzar tus propios negocios, ser lider de patrullas cleptom, siempre te protegí durante este tiempo, y tu, lo unico que debias hacer era recuperar tus alas, ironico no, yo ya lo logré, mi recompensa era que tu lograras tu meta.

- Esa era tu meta, mi meta es hacer las cosas de la mejor manera que pueda, si no puedo tener alas, lo lamento, pero asi son las cosas.

Sargón le miró muy detenidamente.

- plumones grises en tu espalda, extraño color, en mi caso eran negras, quisas algun dia entienda el que significa, comprendo que ya no quieres recuperar tus alas, asi que supongo que no podemos seguir esperando, Loxenb se enojará por adelnatar las cosas pero no veo otra opción, las alas despues vendrán cuando tu voluntad ya no sea necesaria.

Selide estaba temblando, no entendía nada, la camilla de por si era muy fria al igual que la habitación, ademas su extraño pijama blanco tenia un huevo en su abdomen donde le entraba mucho aire.

- traigan el caracol- dijo Sargón y uno de los meduicos se retiró.

- ¿caracol?- se dijo sorprendido Selide.- el sueño de Fleur.

- Valla asi que tus amigos fueron los que te metieron estas cosas en la cabeza, sabía que habia algo sospechoso esa noche, tu espantar a tus amigos, debo aceptarlo cometí un error, un grave error, el dejarte ir a clases.

Las manos de Selide se estaban poniendo moradas por lo apretadas que estaban las amarras, y sus pies ya no los sentía. Estaba trasnpirando frio, hacía muchisimo tiempo que Selide no estaba tan aterrado como en aquellos momentos.

- y digamos que hasta el final me sorprendiste, valla eso de correr con uno de los guardaespaldas a cuesta, fue algo notable, pero digamos que aún asi todo se irá, debo decirte la verdad aunque no tengo mayor sentimentalismo hacia las personas, lamentaré que una voluntad, un espiritu como el tuyo se pierda.

- ¿mi espititu?- preguntó asustado Selide.

- Bueno algo asi, la verdad es una forma fea de hablar ya que admitiría la existencia de algo asi, pero eso no importa tu lo sabras mejor que yo, lo sabras por mucho tiempo, mas tiempo del que quisas yo esté en esta tierra, en general eso no importa mucho.

Entonces apareció un sujeto extraño con una caja de madera roja, esta la bieron sobre una mesa con sumo cuuidado, estaba con agua en su interior, y dentro del agua sacaron con unas pinzas con mucho cuidado un caracol, era brillante de dirvesos colores, era preciosa.

- yo tengo una asi, el fosil es parecido- se dijo Selide al verlo- el caracol, es el caracol al que se refería Fleur, no era mi fosil, estaba completamente equivocado.

Pero el saberlo no lo aliviaba mucho por que, la idea de teenrlo presente le porducía miedo de todas maneras.

- ¡¿que es eso?! - empezó a gritar.

Sargón solo sonreía, por que el el extraño caracol lo llevaron hasta Selide y lo dejaron cerca de su ombligo. Estaba mojado, y por lo mojado que estaba, selide contrajo el abdomen rapidamente, mirando muy agittado, el corazón se agitaba al borde de la taquicardia, y las amarras molestaban mas que nunca ante el intensó bombeo de sangre desde su corazón.

Desde la concha salió una criatura vermiforme, babosa y muy extraña, era negra y de un brillante que daba repulsión, y entre contorsiones y contorsiones se mobía atraves de el abdomen de Selide.

Selide al ver aquella criatura, gritaba y gritaba de espanto e impotencia mientras veía a los presentes sonrientes.

La criatura avabzó hasta el ombligo, y entrando en el selide empezó a sentir un leve calor que fue aumentando hasta que el ombligo ardía de forma dolorosa, Selide cambio su grito de miedo a uno de dolor.

Por que la babosa criatura estaba entrando en el cuerpo de Selide, hasta que por fin entró.

Uno de los hombres de blanco se acercó y limpió con un algodon con mucho cuidado algo de sangre que habia salido en el ombligo.

Mientras Selide sentía en su interior un gran remezon, el movimiento se volvía cada vez mas rapido, como si en su interior se desplazara de una forma mas rapida, sentía de a poco un dolor que no cesaba desde el abdomen hasta el resto del cuerpo suiendo lo último su cabeza, se sentía mal, su cuerpo no reaccionaba, ya que fuera de dolor habia perdido toda sensibilidad, sus ojos se nublaban, y todo sonido se desvanecía como si estubiera muy lejos, ya nio olor sentía del lugar, se iba, su mente se iba del mundo, sientiendo un aletargamiento cada vez mayor.

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