Saturday, May 20, 2006

23.- despedida de los siete meses.


un trueno retumbó por toda la casa, y la lluvia comenzó a caer estrepitosamente.
Selide despertó sobresaltado, ya que estos ruidos le habian despertado en pleno sueño MOR, asi que aún permanecía en el la ultima imagen de su sueño, que mas bien era una pesadilla, era ver nuevemente el momento en que encontró el coche volcado en que habia desaparecido su padre.
Asi que se levantó como siempre, recordando lo que habia sucedido ayer por lo que hiso todo con extremada lentitud, tomó su bata de levantar y sus utilies y fue al baño general del segundo piso, y como la caldera central de la casa estaba con fuego, se pudo bañar con agua caliente, despues volvió a su habitacion y estrenó su ropa nueva regalada por Pleistide.
El desayuno fue bastante frio, y al terminó Pleistide se levantó de la mesa diciendo que quería hablar con Selide en media hora en su escritorio.
Selide estubo muy preocupado, y esperó pacientemente enla sala de estar donde podía ver el pendulo del reloj que vio la primera vez que entró a esa casa, llegada la hora se dirigió a su estudio.
Nunca habia entrado ahí y era bastante calido, sobre el muro habia un mapa general del mundo, y un par de pinturas, en una se veía un hermozo paisaje marino, y en otra el retrato de alguna persona que tenia un gran parecido con Pleistide, por lo que dedujo era algun antepasado suyo, y sobre diversos estantes estabna dispuestos casi aliatoriamente diversos textos, y uno que otro aparato de navegacion antiguo utilizado como decoracion. En medio un escritorio y Pleistide sentado.
- te estaba esperando Selide, toma asiento.- le dijo seriamente.
Ante lo cual Selide solo se sen´to sin mirar a los ojos.
- dime Selide, ¿desde cuando tu sabias de la relacion de Hidrien y Argia?.
- Bueno usted sabe que, esto del tiempo es...
- Sin rodeos Selide, dimelo como hombre, y no te preocupes Argia no sabrá de esta conversacion, ni tampoco saldrá perjudicada por esto, solo quiero saber.
- Esta bien.- respondió Selide pero con un tono que mostraba inseguridad.- lo se desde antes de que empesara su relacion, yo esstube ahí cuando se comprometieron.
- ¿pero como, es que acaso, tu nunca quisiste a mi hija?.
- La verdad Señor Pleistide, es que si me interesa de cierta forma su hija, pero ella estaba enamorada de Hidrien, noi es por nada señor, pero no podría vivir a ñla sombra de un amor antiguo.
- Te entiendo.- dijo reflexionando.- pero el tiempo cura muchas cosas, podrias haberte casado, el amor viene con el tiempo.
- Si, lo sé. Pero quise mas bien ayudar.
- Si esta bien, lo hiciste por buena persona...- pero ¿por que no me plantearon el tema?
- Por que Argia me contó como reaccionó años atras, y pensamos que reaccionaría muy mal, lo siento, pensé que ocultando las cosas ibamos a gana tiempo para que ellos pudieran estar juntos sin que usted explotara o nose.
- Ahora entiendo, por que me mentiste, pero debes admitir que fue feo el estar en mi casa sabiendo que no cumplirías con la promesa de tu abuelo.
- No habia pensado en ello...- dijo mientras su vos se volvía un murmullo casi inaudible.- lo siento.
- Ya no te preocupes Selide, no hay rencores, si mi hija quiere estar con Hidrien lo permitiré, lo merese despues de todo lo que ha pasado, y dile a tu abuelo que no hay problema ya que el intentó cumplir su promesa, pero hay un problema...
- ¿Un problema?, ¿cual problema?.
- Es que tu llegaste a esta casa para casarte con mi hija, pero ahora que no te vas a casar con ella, no deberías quedarte en esta casa, y es por esto que quiero pedirte que abandones esta casa antes de la comida, recuerda no hay rencores pero hay que hacer lo correcto...
- Está bien.- dijo Selide, pero aquello fue como una apuñalada en su corazón, aunque no quiso mostrarse como tal y trataba de obligar a su subconciente en mostrarse como hasta el momento, y pensar en otras cosas que no fuera lo que recien escuchó, para dejarlo para despues y meditarlo.
- Bueno eso era lo que quería hablar contigo, lo has tomado muy bien te admiro.- le dijo Plesitide al tiem`po que se paraba, cosa que imitó Selide.- ya te deso lo mejor, y prepara tus cosas.
Y asi selide se fue muy cabisbajo a su dormitorio, cuando Argia le preguntó que pasaba, le tubo que decir que se iba, ella pidió explicaciones, pero respondió con una sonrisa fingida la mas fingida y real que habia hecho hasta el momento.
- esta bien Argia, mejor me voy a mi casa, ya no tengo muchas cosas que hacer aqui, pero no hubo ningun problema...
- ¿pero como?.- respondió Argia consternada, pero Selide subió por las escaleras haciendo un ademan con la mano de que despues hablarian.
Con pasoso muy lentos llegó a su habitacion, y desalojó el ropero y una caja con cosas que tenía, pero el bolso con el que habia llegado no era lo suficientemente grande.
- bueno Selide, las cosas no pueden durar bien por mucho tiempo, y menos para mi, Fuente es que acaso no me escuchas, nose yo pensaba que la paciencia iba a ser reconpensada, pero veo que no será asi...
Entonces una empleada tocó a la puerta, era la mas joven de ellas y habia sido muy gentil con Selide.
- disculpe señorito, puede que me encuentre entrometida pero en la casa estamos preocupados y sabemos que usted se va, asi que si necesita algo cuente con nosotros, yo misma tengo una mochila mas grande, es vieja y quisas no de tanta cqalidad, pero es firme, grande y facil de llevar.
- Gracias, me gustaría mucho.- respondió Selide sonrojado.
Asi que en la nueva mochila pudo guradar sus cosas mas comodamente, sus ropas, y demas objetos, la cladopla y su cubierta la dejó encima de la cama para guardarla mas tarde, y su fosil lo guardó al fondo, y se dio cuenta que le quedaba espacio para un pequeño bulto mas.
Entonces lo llamaron de abajo, ya que Helis habia pasado a verlo
Al bajar, Helis se estaba sacudiendo el sombrero el cual estaba empapado, y en cuanto colgó su chaqueta, Selide le hiso entrar a su habitacion, donde le contó todo lo sucedido;
- ¿y que piensas hacer ahora?- le preguntó.
- Nose, realmente nose, me quedaría irme al valle de donde vine, pero no sé si sería capaz de ver a la cara a mi abuelo, o a mi madre, y sinceramente nose si estoy listo para volvera lo mismo, a la soledad de mi casa y al trato de mis vecinos.
- Si entiendo, algo contaste de como te trataban, pero mira tu eres mi mejor amigo, y si de algo te puedo ayudar haslo nomas, puedes contar con mi casa, aunque por solo unos dias nomas.
- ¿De verdad?.
- Si de verdad pero por poco tiempo, ya que tu sabes que las condiciones...
- Gracias amigo.- le dijo y le abrazó. No te preocupes será por poco tiempo, solo hasta que piense en algo que pueda hacer.
Despues de aquello, guardó su cladopla en su cinturon se puso la capa que venía con el raje para la lluvia, y su mochila. Helis lo dejó solo y bajó mientras Selide contemplaba la que habia sido su habitacion durante estos siete meses. Cerró la puerta tratando de controlar los musculos de su cara que se movían casi involuntariamente en una cara de obvio llanto, pero sus lagrimas tambien se las trago, para que no lo notaran.
- bueno Selide aquí va el final, sonrie por que aunque no sea el momento para ello, debes dermostrarle a todos que sin importar las cosas, terminaras sonriendo.- se dijo y bajó lentamente apreciando a Argia, Pleistide y todos los empleados.
- Señorito, valla con cuidado.- le dijo la cocinera que era una de las mayores.
- Si, señorito, fue un placer conocerlo, cuando le abrí la puerta aquel dia, no me imaginé cual sería su destino.
Entonces empesaron uno por uno de los empleados incluyendo al chofer a despedirse, la cocineras le dió un abrazo fuerte y al oído le dijo:
- de verdad cuidese, usted es demasiado bueno para este mundo, y siempre la gente buena es la que sufre, le daré mis oraciones a la fuente para que le ilumine.
Luego le dió la mano a Pleistide.
- de verdad fue un placer conocerlo, espero vuelva por estos lugares mas adelante, como visita, pero creame que nunca te voy a olvidar, y sigue siendo como eres.
Y bueno la ultima persona que quedaba en la casa, Argia, esta le dió un fuerte abrazo y se puso a llorar, lo cual le rasgaba el corazón a Selide mas de lo que ya estaba en la sensacion, e hiso un esfuerzo sobre humano para no llorar, fue algo dificil y doloroso que le despedazó por dentro. El abrazo de ella era muy calido como le hubiera gustado tenerlo por mas tiempo, pero era la despedida.
- lo siento mucho Selide por meterte en todo esto, eres una persona muy linda y no mereses todo esto que esta pasando, sobre todo despues de tu cumpleaños, por favor perdoname, nunca podré compensar lo que hiciste, me ayudaste enn la vida Selide, me ayudaste muchisimo. Le dijo entre sollosos en el oido.
Al separarse, Selide miró hacia la puerta donde estaba Helis esperandolo, y sin mirarla a la cara, le dijo.
- no podría enojarme contigo, me gustas mucho y prefiero a que tu estes felíz, por que por lo menos uno de los dos lo estará.
Y se fue esa fue la despedida, y al salir, se liberó, y lloró como nunca, pensando en que la lluvia lo encubriría, Helis lo notó pero no hiso comentario al respecto, y se fueron caminando, ya que quiso darle tiempo para desahogarse, en lo cual Selide lloró como nunca, la esperanza que le habia dado su abuelo se esfumaba, su padre habia muerto y sus alas habian sido cortadas, pero la esperanza de alguin le reanimó, y mas tarde el ver esto en peligro la simple ilusionb de que las cosas de invertirían le daban los animos que necesitaba, pero ahora no quedaba nada, su esperanza se habia ido y no tenía donde ir, solo quedaba una opción regresar a su casa, pero ¿como hacerlo si las cosas estarían peor que antes?.
Asi que la lluvia que habia empeorado se habia metido entre su capa, por saturacion de la capacidad de absorcion del genero, pero la lluvia helada no era nada, por que sus lagrimas acabaron, y habia parado de llorar fisicamente pero en su interior el llanto duró por mucho mas tiempo.


En la casa de Helis los estaban esperando con una comida caliente, y aunque Selide habia llegado de sorpresa, en la familia se mostraban muy alegres en recibirlo. Kuarsa y Cuerk, eran los hermanos menores de Helis de 13 y 8 años respectivamente, la madre era una señora sumamente alegre “Vantaz” se llamaba, ya que era un nombre del norte, y el dueño de casa “Vogjen”.
El almuerzo fue muy calido a Selide le reordó por primera vez a las comidas familiares en su casa cuando su padre estaba vivo;
- asi que eres del valle del rio Grecial, ¿cierto?. - Le dijo Vorjen – yo una vez estube ahí la primera vez que vine a Ciudad Central.
- ¿si?, y ¿como lo encontró?.- le preguntó Selide.
- Bueno pequeño pero acogedor, aunque claro estube de paso solamente, ibva mas al sur, lo que si recuerdo, es que habia un niño famoso en el lugar dicen que tenía alas, ¿sabes algo de eso?.
Fue un silencio enorme ya que Selide no contestó de inmediato.
- pasame los “osiltes cocidos”,- le pidió Cuerk a Kuarsa.
- no, no e escuchado de eso.- mintió Selide.
Y el almuerzó prosiguió sin contratiempos.


En la tarde, tocaron la puerta, y era Arqueos.
- gracias a la fuente que los encontré, fui a la casa de Argia a buscarte Selide y me dijeron que te habias hido, y como me dijeron que te habias ido con Helis vine para acá.
Asi que se sentaron en el sillon a conversar sobre lo sucedido.
- valla Selide asi que estas en problemas.- le dijo Arqueos despues de explicar como se habia ido.
- si, nose que puedo hacer ahora.- le respondió Selide.
- Por lo personal te voy a hacer caso.
- Y en que le vas a hacer caso. – preguntó curioso Helis.
- Si en que te voy ha hacer caso.- dijo selide perplejo por otro lado.
- Tu me dijiste que, podría aprovechar esto de no envejecer para recorrer el mundo, y eso haré.
- Que bueno que sepas que vas ha hacer de ahora en adelante.- le dijo Selide con tono de tristeza.
- Es que no es solo eso.
- ¿No?.
- Claro que no, quiero que me acompañes Selide o por lo menos hasta la Ciudad mas cercana, como quieras, ya no tienes que hacer, y me gustaría que conocieramos un poco juntos, tal vez encuentres lo que buscas, piensalo.
Y con estas palabras Arqueos se despidió y se fue corriendo para poder encontrar un coche que lo llevara.
Selide durmió en una sala de huespedes aunque no pudo dormir mucho ya que aquella idea le inquietó.

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